No seamos victimistas, competencia la hay en todos los sectores. En qué sector no hay competencia y no, por eso, sucede como en nuestro sector que nos parecemos o actuamos como si fuéramos un “mercadillo” (barato!, más barato!!) y no como un establecimiento sanitario que cada día requiere de unos mayores costes de inversión para subsistir y formar parte de la Odontología tecnológica que nos deviene.

Los dentistas llevamos años sin subir nuestra tarifa y nadie habla de ello. No solo no hemos subido nuestra tarifa desde hace años, sino que la hemos bajado y mucho. Veamos algunos ejemplos:

Primeras Visitas:
¿Qué clínica dental cobra hoy en día por una primera visita? ¡¡Nadie!!…. Muchos dirán que es una estrategia comercial excelente y, seguramente, lo sea, pero no hasta al punto que hemos llegado. Si buscamos en Google “primera visita gratuita” los resultados son en un 90% de clínicas dentales. ¿Acaso los dermatólogos, ginecólogos, oftalmólogos, podólogos, abogados, psicólogos, no hacen primeras visitas? Entonces, porqué somos los únicos que ofrecemos “Primera visita o consulta gratuita”. Porqué somos los únicos que asumimos que la primera visita siempre es gratuita. Miremos el caso de la abogacía, un sector con un gran número de profesionales y, por tanto, de competencia. En su caso, se entendería que no cobrasen por sus primeras visitas, porque ellos a diferencia de nosotros, no van a necesitar apenas material, ni instrumental, y menos personal auxiliar, equipos o rayos X. En cambio, su actitud es la de cobrar la primera visita y criticar a los que no la hacen. Tanto es así, que hay una polémica en el sector al respecto, porque hay abogados que creen “que no cobrar por la primera visita perjudica al sector al dar una imagen de poca profesionalidad y los que lo ven como una estrategia comercial”. Nosotros no tenemos esa suerte, no hay polémica, nuestra actitud es la de no cobrar al paciente, ya sea para un paciente que requiere un tratamiento de ortodoncia, implantes o para unos simples empastes. Lo curioso es que llevamos años haciéndolo y, en cambio, los pacientes siguen preguntado si la primera consulta es gratuita, porque son conscientes de que la primera visita tiene un coste. Pero si seguimos así, de aquí a 20 años, nadie lo preguntará, será vox populi que ir al dentista sale gratis en la primera visita. Empezamos mal.

Higienes:
Hemos visto que nuestras primeras visitas son gratuitas. Pero ¿cobramos las higienes?, en teoría sí, pero en la práctica parece que tampoco. Aquí debemos decir que gran culpa de que no se estén cobrando las higienes se debe a las aseguradoras que han visto en este tratamiento una de sus principales herramientas de venta para captar asegurados. Si una clínica dental forma parte del cuadro médico de una aseguradora y no cobra a los asegurados la limpieza, es difícil que lo haga cuando el paciente no tiene ningún seguro. Pero en el caso de que la clínica no forme parte de una aseguradora tampoco la cobrará. En ambos casos, lo más frecuente es que sigan la estrategia de las clínicas corporativas o franquicias de no cobrar por la higiene porque es un procedimiento que se incluirá en un tratamiento a realizar. Por ejemplo, en la colocación o en el mantenimiento de implantes se incluirá la higiene sin ningún coste para el paciente. Pero supongamos que sí cobramos por la higiene, la pregunta sería cuánto y desde cuándo llevamos cobrando lo mismo. Porque podemos cobrarla, pero seguramente el precio no llegará ni a los 50 euros. En definitiva, hemos llegado a tal punto que hoy en día cuesta más una pedicura mensual en un centro de uñas que una higiene anual en una clínica dental. Por último, decir que hay comunidades autónomas que van a incluir la higiene dental para adultos dentro de las prestaciones que cubrirán los centros de atención primaria o CAP, como es el caso de Cataluña, como así expuso su presidente Pere Aragonès. Se prevé una partida de 14,5 millones de los presupuestos y se esperan incorporar hasta 365 higienistas dentales, durante el año 2023. Es decir, en el año 2023 la higiene dental para adultos serán realizadas en los centros de atención primaria o CAPs en Cataluña, si la promesa del president se cumple.

Empastes:
En el año 2014, Facua realizó un estudio a nivel nacional en 150 clínicas dentales de 14 ciudades españolas sobre los precios que cobraban las clínicas por los empastes y otros tratamientos. En concreto, el estudio hacía referencia al precio de las obturaciones (no reconstrucciones), y descubrieron un abanico de precios que iban desde los 24 euros hasta los 147 euros, y concluían que el precio medio por obturación era de 54 euros, según el estudio. No vamos a entrar en cuál es el precio promedio en la actualidad, pero ya han pasado 8 años y la pregunta que nos hacemos es en cuánto hemos variado el precio que cobramos por una obturación, en nuestras propias clínicas. Si somos honestos sabemos que llevamos desde hace 20 años cobrando lo mismo por un empaste, que podemos situar en una horquilla de entre los 60 a 80 euros.

Implantes:
En el caso de los implantes la tendencia ha sido aún peor. Cualquier profesional que lleve colocando implantes sabe perfectamente que los precios son incluso inferiores a los que cobraba hace 10 o 15 años. Vemos que hay muchas clínicas que por la colocación de 1 implante con sus aditamentos y su funda cobran menos de 1.200 euros. No es de extrañar que España sea uno de los países que se colocan más implantes en el mundo, más de 1 millón anualmente. Los precios bajos o low cost tienen sentido cuando conseguimos aumentar las ventas, pero nosotros no vamos a conseguir mayor facturación por ofrecer unos precios bajos, ya que en un tratamiento de implantes el precio no es el único factor decisivo, también depende de la localización de la clínica, del profesional, empatía, la recomendación, tipo de clínica, financiación…

¿Qué podemos hacer los dentistas con nuestras tarifas?

Subir nuestras tarifas gracias a un Baremo de precios mínimos: Una solución ideal sería una tarifa de precios mínimos acordada por el Consejo General y Colegios de Dentistas. De esta manera nos ayudaría a tener un baremo de precios, que se aumentaría cada año y que si lo respetáramos nos ayudaría a subir el precio de nuestros servicios anualmente. Pero lamento decir que esta tarifa de precios mínimos no es posible porque es no legal, antes lo era, pero con la llegada de la Ley Ómnibus en el año 2009 se prohibieron a los Colegios Profesionales la publicación de precios orientativos de sus honorarios o servicios. La razón, como explica la CNMC, fue fomentar la competencia en precios entre los profesionales y beneficiar así a los usuarios.

Subir nuestras tarifas y hacer precios Oferta: No inventamos nada si decimos que la mejor forma de fijar nuestra tarifa es con una estrategia de precios oferta, como lo hace la inmensa mayoría de empresas o sectores, desde Amazon a las rebajas del Corte Inglés. Lo lógico es que nuestra tarifa de precios tenga un precio de 100 euros por un empaste y según sea nuestro objetivo, podamos mantener ese precio o podemos hacer un descuento al paciente de, por ejemplo, un 20% y le quedaría en 80 euros, un precio muy competitivo. Si todos subiéramos los precios e hiciéramos descuentos o precios oferta a nuestros pacientes cuando fuera necesario, todos ganaríamos, clínicas y pacientes.

Subir nuestras tarifas para evitar perder a nuestros pacientes fieles: Si decidimos ser los más baratos del sector, lo que nos ocurrirá es que para poder compensar una tarifa de precios con apenas margen de beneficio, cuando nos encontremos con algún despistado, que siempre los hay, le haremos un precio muchísimo mayor al promedio, es decir, un precio garrotazo. Ejemplos de precios exorbitados hay muchos. Como ejemplo, diría el caso de una paciente que acudía siempre a una clínica que era conocida por sus precios módicos y que le hicieron un presupuesto para un tratamiento de implantes. La paciente, una señora mayor, no pidió presupuesto en otra clínica, ni tampoco sabía de precios, ni de smartphones para consultar, pero sí sus hijos que vieron que el precio del tratamiento era muy elevado. Dicen los que saben, que un paciente (cliente) satisfecho puede recomendarnos a 3 o 4 pacientes, pero un paciente insatisfecho puede espantar a más de 10 pacientes potenciales. Es decir, si malo es cobrar poco peor aún es hacerlo mal, ya que lo único que vamos a lograr es ahuyentar a nuestros pacientes más fieles.

Subir nuestras tarifas para formar parte de la Odontología tecnológica: Los que llevan tiempo en el sector y que ya ven la hora de retirarse se preocuparán poco por el cambio que experimenta nuestro sector. Pero aquellos más jóvenes son conscientes de que si quieren sobrevivir deberán de adaptar sus clínicas a la nueva era, a la era de la Odontología tecnológica, digital. Antes con pocos aparatos o equipos nos valíamos, era la Odontología artesanal. Pero ahora no, ahora no es suficiente si queremos competir. Pero esto no lo podremos hacer si seguimos cobrando como hasta ahora.

Debemos hacer un pensamiento colectivo, porque todo sube, especialmente en estos tiempos de pandemias y conflictos armados. No podemos seguir encallados en tarifas del siglo XX. Si las clínicas dentales no suben los precios y seguimos la tendencia “mercadillo” no podremos competir en una Odontología que va a ser más costosa aún que la actual. Además, esto es una cadena que nos afecta a todos: clínicas, protésicos e industria.